I belive I shall introduce myself first, my name is Marita. I'm a designer, a yoga teacher and a bit of an astonomer. But above all, I'm a writter.
This is a piece of the book I'm working on. This particular ...
I belive I shall introduce myself first, my name is Marita. I'm a designer, a yoga teacher and a bit of an astonomer. But above all, I'm a writter.
This is a piece of the book I'm working on. This particular piece is the legend of the creation of the solar sistem, wich is told among the humans on my book. The original text is in Spanish, I will translate it when I have the time, on the meantime everyone is free to translate it, if you want.
If any of you want to share the text, it's ok but don't forget to mention the author (me).
Spoiler alert, Asgardia is on the full book.
So here it is, on premiere, the legend of Gaia.
[GEA]
Te voy a contar una historia, una historia que se remonta tan atrás en el tiempo, que no hay nada escrito sobre ella, una historia tan antigua que incluso las cosas tenían otros nombres. En aquel momento el universo estaba mas vivo que nunca, tanto incluso que fué capaz de darse a si mismo, su propio nombre, y eligió Maat para simbolizar la justicia y la verdad de sus actos.
Sin embargo Maat daba mucho miedo en aquellos tiempos, el simple hecho existir en ese periodo me parece una idea aterradora. Podríamos resumir todo aquello en mucho ruido, exceso de energía, calor abrasador, una oleada de destrucción... o al menos eso sería lo que nos habría parecido a simple vista, el caos. Sin embargo nada estaría mas lejos de la realidad. Aquel espectáculo de fuerzas de la naturaleza se debía a que estaban naciendo mundos nuevos, los ocho hijos de Shamash.
Primero nació Nabû, y fué el mas pequeño de todos, su prisa por conocer las maravillas del cosmos le costo su tamaño pero a el no le importaba, por que sabía que así podría estar siempre cerca de su padre. Hasta que llegase el momento de su muerte, para entonces irse con el.
Ishtar y Gaia, las preciosas hermanas gemelas, nacieron justo después. Por fuera Ishtar se veía siempre más brillante casi parecía que quería ser su propio Sol, y siempre daba la impresión de ser más hermosa que Gaia, que brillaba cautelosamente como si tuviera miedo de que su brillo azul se apagase por siempre. Sin embargo esta última escondía en su interior los secretos mas guardados del universo, y en su mas pura esencia. Gaia contenía la vida en su interior. Desde el principio Maat eligió a Gaia para ese papel, fascinado por su humildad decidió concederle la chispa del cosmos.
Luego nació Nergal, el más independiente, al contrario que su hermano Nabû, era mas grande y osado. Iba siempre con aires de desolación y tristeza, pues había experimentado en sus propias carnes la ira de Maat tras intentar robarle a Gaia su regalo en un arrebato de celos. Fué entonces cuando Maat, que es la misma esencia de la creación, se encargo de que Nergal nunca jamás volviera a molestar a sus hermanos llevandolo a un sueño del que a día de hoy, todavia no ha despertado, y lo castigó destruyendo lo que había intentado crear para que así, si alguna vez despertaba, la tristeza y la pena lo devolviesen al sueño del cual había escapado.
Sin embargo en esta historia no es todo creación y dicha, pues hubo un hermano que no llegó si quiera a existir, y es que hay cosas que ni el propio universo puede impedir. Shamash lloro su muerte como haría cualquier padre, y sus hermanos entonaron una melodía cargada de un poder tal, que el propio Maat decidió inmortalizar la presencia de ese hermano sin nombre, y lo convirtió en un anillo de hielo gigante al rededor de su familia, para que ellos pudieran sentir siempre el calido abrazo de su presencia.
Pero la obra de Shamash no había terminado todavia, pues sentía la necesidad de proteger a sus hijos, y sabiendo que no podía, dio vida a Marduk, el guardián. Un gigante de cuya existencia depende la de todos sus hermanos, e incluso nuestra propia existencia.
También dio vida con el mismo propósito a Váruna y a Ninurta, las mellizas, siempre firmes y elegantes en las alturas. Ellas son las guardianas de los dominios de su padre. Nada entra sin pasar por ellas y nada sale sin su ayuda. Siempre moviendose al son de una danza eterna.
Gaia era sin duda la más lista, pero se sentía sola, enamorada de Nergal y sabiendo que jamás podrían estar juntos por lo que hizo, lloraba todas las noches a un cielo oscuro, que todavía no estaba completado.
Y fue Syn la que acudió a su llanto, al principio fue el infierno vivido en sus propias carnes, pero el tiempo siempre enfría las cosas y al final, se hicieron amigas inseparables. Syn sigue estando con Gaia todavía en nuestros días, solo que como ya os he dicho, esta es una historia tan antigua que las cosas ahora tienen otro nombre, ahora a Syn la llamamos Luna.
Gaia solo quería crecer sana y fuerte, era joven y tenía el regalo de Maat dentro de ella, había sobrevivido glaciaciones y volcanes durante mucho tiempo. Tuvo sus momentos de debilidad pero siempre supo cómo mantener el equilibrio de la vida y seguir adelante.
Ella era temeraria y valiente, pero se sentía sola, tenía la clave de la vida y un día decidió crear seres que vivieran con ella, como ya hizo su padre mucho tiempo atrás.
Los hijos de Gaia fueron creciendo, desarrollándose, vivían en armonía con su madre, Gaia les mantenía con vida y ellos la hacían feliz.
Como buena madre Gaia nunca pidió nada a cambio. Como buena madre vio evolucionar al fruto de su vientre, orgullosa. Y como buena madre lloraba todas y cada una de las pérdidas.
Sin embargo se sentía muy por encima de sus hijos y quería igualar la balanza, quería crear un ser que supiera apreciar su trabajo, quería que sus creaciones alabasen su trabajo como ella alababa el de su padre.
Pura ambición.
Sus hermanos y hermanas le dijeron que era peligroso, que jugar con la vida no era natural, tenía que trazar unos límites y no aprovecharse del regalo que se le había dado. Ella los ignoro a todos.
Cuando vio al primer ser humano se sintió una madre orgullosa, había sido capaz de crear vida con inteligencia, y sus hijos sin duda la usarían bien.
Entonces los humanos descubrieron el fuego. Gaia no sabía que desde un principio había firmado su sentencia de muerte. Ella sola había creado al ser que acabaría consumiéndola, un ser profundamente egoísta.
Imaginaos como debía ser ese ser de horrible, que pasó siglos consumiendo poco a poco a su madre, matándola, lo sabe y aun así le daba exactamente igual.
Nosotros somos el castigo impuesto a Gaia por su avaricia, y el estado de Gaia es nuestro castigo por creernos mejor que ella.
Hasta que un día la humanidad despertó en una oscuridad que no fué capaz de iluminar con su fuego...
- M