Vivimos en una época de grandes logros en muchos campos, pero empezamos a descuidar uno de los más importantes que es el que garantizará el futuro de nuestra especie: la formación moral.
No basta con tener grandes conocimientos, hay que saber que hacer con ellos. No se trata de sólo hacer las cosas porque se pueden, hay que saber para qué se pueden hacer.
Una sólida formación moral nos sirve para aprender a que hacer con nuestras vidas, cómo vivir con nuestro prójimo, cómo alcanzar metas y no caer en el aburrimiento, o lo que es peor: seguir metas equivocadas en las cuales las consecuencias no importan, así dañen a otros o terminen estallando en la cara de todos.
Hay mucho que aprender de la historia. No digo que debamos vivir en el pasado, estudiándola, debemos estudiarla para vivir nuestro presente y trazar nuestro futuro, para no repetir el error de nuestros padres una vez más, eternamente.
Ya existen grandes ejemplos de los cuales aprender, no necesitamos quemarnos las manos nosotros mismos para saber que el fuego nos daña, debemos aprender a considerar las consecuencias de nuestros actos, y que en general, lo que queremos para nosotros nuestros hermanos lo quieren también, lo que nos hiere también hiere a otros, debemos interiorizar las consecuencias de nuestros actos, porque sólo así tendremos una sociedad sólida, en la cual viviremos tan armoniosamente como nuestra propia humanidad nos permita.
Esta es una nueva oportunidad de empezar algo de la manera correcta, una nueva sociedad en la cual una humanidad más madura avanza a una nueva etapa en su historia (y quizá hasta en su evolución). Que los grandes avances en la ciencia sean nuestra herramienta, que la moral sea nuestra guía, y que la educación sea nuestra mayor arma para ser mejores de lo que somos.