May 21, 17 / Can 01, 01 23:34 UTC
En Defensa de la Monarquía Constitucional (In Defense of the Constitutional Monarchy) ¶
En Defensa de la Monarquía Constitucional
Uno de los puntos más llamativos y controvertidos del proyecto de Constitución para la nación de Asgardia ha resultado ser el definir a la nueva nación como Monarquía Constitucional. La primera reacción que he percibido es en contra, con el argumento de que es algo anacrónico, retrógrado o que no cumple con los principios que impulsan e inspiran este proyecto.
Después de leer el proyecto de constitución, y tras meditarlo, creo que existen motivos para defender la propuesta de monarquía tal y cómo se ha descrito en el proyecto.
1. No es una Monarquía tradicional.
No es posible argumentar que es una idea retrógrada o anacrónica, porque no es una monarquía de tipo tradicional. Ni siquiera la consideración de Monarquía Constitucional hace que pueda asemejarse a las demás monarquías constitucionales existentes. Las diferencias son tan notables, que no se puede hablar de un sistema antiguo o semejante a un sistema antiguo.
Esas diferencias son las siguientes:
a. Es una monarquía electiva. El monarca es elegido entre varios candidatos. No hay sucesión dinástica de padre a hijo, sino que se presenta una terna de candidatos. Además, la elección es democrática, a través de un referéndum. La selección de al menos uno de los candidatos también es democrática, dado que recae en el Parlamento. Al anterior monarca le corresponde la selección de otro candidato, y dado que el monarca ha sido elegido en un proceso democrático, su selección de candidato también puede ser considerado democrático.
b. No existe el título de Rey, alteza o similar. El título oficial es "Jefe de Estado de Asgardia". Se prevé el uso de varios títulos, tanto el de Rey como el de Presidente, dependiendo del uso protocolario frente a otras naciones. Aunque parezca sin importancia, en realidad el uso de los términos, de los conceptos es importante. No se busca una monarquía tradicional, sino que es algo absolutamente nuevo.
c. El Cargo de Jefe de Estado está limitado. El primer límite es el temporal. A los 75 años deja de ser Jefe de Estado, y se inicia un nuevo proceso de elección. Ni siquiera puede hablarse de cargo vitalicio, ya que llega un momento en que es imposible seguir siendo Jefe de Estado. El segundo límite es constitucional. La constitución deja muy claro cuáles son los poderes y atribuciones del Jefe de Estado, por lo que no puede hacer un uso indiscriminado del mismo. El tercer límite es legal. Como primer funcionario del Estado, es el que más sujeto a las leyes está, pudiendo ser juzgado y apartado de la jefatura en caso de no cumplir con las leyes y la constitución.
2. Es una buena decisión para el proyecto de Asgardia.
El nacimiento de nuestra joven nación responde a unos objetivos y a unos deseos y esperanzas que todos compartimos, y que nos ilusionan desde el comienzo. Un deseo profundo en el corazón de los ciudadanos es llegar a ver culminado este proceso, con la capital en la Asgard Celestial. Y la redacción de esta constitución responde o trata de responder a este objetivo.
Los motivos que veo para defender este punto son:
a. La naturaleza dispersa de la nueva nación. Asgardia nace dispersa entre las naciones de la Tierra, sin un hogar propio aún. La unidad de la nación es un elemento clave en la idiosincrasia de Asgardia. Por encima de todas las diferencias culturales, lingüísticas, sociales y políticas, todos los ciudadanos pasamos a formar parte de una misma realidad y compartimos un mismo destino. La figura del Jefe de Estado, como símbolo de esa unidad, será más que necesaria. Los trabajos para asentar la nueva nación, la creación de las estructuras de gobierno, harán necesario que la figura del Jefe de Estado esté reforzada. Un límite temporal de cuatro, cinco o seis años en una figura presidencial tendrá como consecuencia una debilidad en su actuar que producirá una desviación del objetivo final, centrándose cada pocos años en procesos electorales de reelección. Una monarquía constitucional evita precisamente esto.
b. La debilidad estructural de la nueva nación. Todo está aún por ser creado y establecido. Una presidencia electiva democrática necesita para su buen funcionamiento que exista previamente un sustento material fuerte en forma de nación establecida. Sin embargo, Asgardia carece aún de elementos sólidos, materiales, tangibles que hagan su existencia posible por sí misma. El papel del actual Jefe de la Nación responde perfectamente a este hándicap. El Padre de la Nación reúne y unifica a la nación. Pero además, corresponde al Jefe del Estado promover y hacer posible las estructuras políticas y democráticas que regirán Asgardia, el Gobierno, el Parlamento, la Corte de Justicia, El Supremo Consejo de Valores y demás organismos. La figura del Jefe de la Nación, que se convertiría en el primer Jefe de Estado de Asgardia, posee ya la legitimidad necesaria para hacer posible que surjan las demás instituciones y organismos, y a la larga, que nuestra joven nación tenga una oportunidad de éxito.